lunes, 24 de enero de 2011

muertos en el aire que alguna vez alguien respiró

1 comentarios

Muchas veces creemos que está todo andado, que hemos llegado al final y no hemos encontrado lo que íbamos buscando. Entonces vemos que no buscábamos nada y que nuestro propósito solo es andar.
Es ahora el momento de pisar nuestras pisadas, repasar las de otros, tropezar con la misma piedra y reírnos de nuestras caídas, cogernos de la mano del primero que encontremos en nuestro camino, tomarnos un respiro de vez en cuando para lamer las heridas y poder seguir andando.
Aquí de poco sirve detenerse y mirar hacía atrás, nuestras sombras no se corresponden con nosotros y sus voces son solo ecos de gritos. Gritos muertos en el aire que alguna vez alguien respiró antes que nosotros.


El agua no clamará tu sed, quizá la música si.

miércoles, 19 de enero de 2011

Soy pequeño.

1 comentarios
Los seres pequeños no podemos contener más de un sentimiento dentro de nuestro cuerpo. Incluso hay algunas emociones demasiado fuertes para nosotros. Es por eso que las hadas, los duendes, los gnomos, y otros seres pequeños no se relacionan mucho con vosotros, los humanos. Nos volveríais locos.



Otro pequeño ser me dijo hace poco: "Los amigos no se buscan, se encuentran." ¡Cuanta razón tenía! Son esos amigos humanos los que nos dicen que cojamos impulso cuando tocamos fondo. No sé, creo que he encontrado algunos.

lunes, 17 de enero de 2011

Ceniza y rastas.

0 comentarios
Recogió los pinceles y los quemó. Juntó las cenizas con los dedos y se puso a dibujar con ellas. Derramaba lágrimas claras vacías de colores que dolían al caer. El perfume se congeló sobre su piel. El suelo se resquebrajó bajo sus pies y el techo se hundió sobre su cabeza. Hay algún brillo en su mirada, que delata lo inocente de su pensamiento envolviendo su vida de risas como un algodón de azúcar azul. Juntos olvidamos como se llora, aprendimos a decir sólo lo importante, a reír con ganas.



Sal esturreada y medias rodajas de limón, ya mordidas, sobre vasos de chupitos vacíos. Los ecos de las risas se disipan con la música, que va bajando de volumen hasta extinguirse.

miércoles, 12 de enero de 2011

Plastilinas.

0 comentarios
Una diminuta mano azul activa el ventilador. El aire agita con rabia las hojas de mi cuaderno, derrama las acuarelas que aún no se habían secado sobre el papel. 
Ha vuelto.





Bolas de plastilina rodando por el suelo. Y el suelo rodando como bolas de plastilina.

domingo, 9 de enero de 2011

Reciclando una vieja entrada.

1 comentarios
Imagen extraída de "Google" y editada en "Picasa".
Y ya empieza a hacerme efecto la última copa, no me gusta perder el control, así que me refugio en mi interior, me pregunto cosas sobre mí mismo, mi "yo pasado" y mi "yo futuro". Los veo a los dos pero no encuentro a mi "yo presente". 

Pesimismo y tristeza que exorcizo bailando. Y una sonrisa que sólo alguien pudo borrar de mi cara con un sólo comentario.




De aquel día sólo recuerdo la sonrisa de la chica de los labios pintados de rojo.


Re-edición realizada por motivos de privacidad de terceras personas. 
Una vez expresen su consentimiento se volverá a mostrar la entrada original

viernes, 7 de enero de 2011

SE BUSCA.

3 comentarios
Recuerdo la primera vez que lo encontré, medio enterrado. Nunca fue mio. Lo recogí y pasé la tarde limpiándolo. Creo que me estaba buscando. Ahora lo busco yo.

Lo he perdido. No quiero pensar que esta vez no lo encontraré, pero ha pasado demasiado tiempo, años. No recuerdo donde lo vi por última vez. Solíamos jugar al escondite, mejor dicho, él solía jugar al escondite. Simplemente sonreía y desaparecía.

Lo he buscado en cada cajón, entre las figuritas de navidad, entre los adornos para las tartas, entre las fichas del MONOPOLY y dentro de las huchas. Sé que no aparece si lo estoy buscando, ese es nuestro trato. Debe haberse perdido o quizá se ha quedado dormido en su escondite. Espero que vuelva pronto.

Seguro que ahora está sonriendo. Mide menos de tres centímetros de alto. Con sus manos apoya una flecha rota sobre su arco. Tanto sus zapatos como su ropa, su cara, sus manos, sus orejas de duende, su gorro, el arco y la flecha rota son azules. El tiempo ha disuelto los detalles en mi memoria y no recuerdo qué número tenía grabado en su espalda.

Si lo ves sólo dile que aún lo sigo buscando y, por favor, sonríele.

sábado, 1 de enero de 2011

Año Nuevo.

0 comentarios

Sacudió la lluvia que cubría sus hombros, luego me miró. Dejó caer su paraguas. Se abalanzó hacia mi llorando y me abrazó. No dijimos nada. Solté mi paraguas. No pude despegarme de su olor a vainilla. Empecé a llorar sin ganas ni motivos. La luna se puso a menguar.

Cuando nos despegamos comenzamos a sentir el frío de la mañana, el peso de nuestra ropa empapada, las orejas congeladas y, sobre todo, el vacío del tiempo. No nos despedimos igual que no nos saludamos. Porque no tiene sentido y de nada sirve ahora. 

Ya desde antes te odiaba Señorita Navidad.