lunes, 12 de marzo de 2012

Ritual para viajar

La palabras se suceden una a una y cada vez con más fuerza, mi lengua las lía, las desordena y las retiene de vuelta al hueco de mi garganta. Las trato de engullir, pero mi garganta se cierra y empiezan a ascender hacia arriba, dentro de mi cabeza. Rebotan, se hacen eco y presionan mis tímpanos hacía afuera con ritmos étnicos que huelen a África. Entonces me desmayo, entro en coma o en trance, y viajo a mi mundo exclusivo. Mi mundo, de colores cálidos y seres abstractos, que no responde a ninguna lógica pero que no es, ni mucho menos, banal.

El cielo aquí no es azul, ni las nubes son blancas, los árboles no tienen tronco, la densidad del aire nos permite volar y el agua se arrastra hacia arriba. Impera mi ley del silencio, todos los sonidos son suaves, no puedes gritar a menos que sea en carcajadas. No necesitas invitación, pero no puedes venir si estás despierto, no te serviría de nada.

Ahora piensa palabras, cada una con más fuerza, líalas en tu lengua, altera su orden, deja que caigan a tu garganta hasta que te produzcan arcadas. Después, con suerte, subirán a tu cabeza para rebotar, hacerse eco y presionar tus tímpanos desde dentro con música africana.

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